El Abismo

Hola amigos. Sé que hace muuucho tiempo que no sabéis nada de este maravilloso blog. Es verdad, soy un gandul de tomo y lomo, pero no sólo eso. Además de ser un desconsiderado y un vago asqueroso soy un... pensador. Eso, un pensador. Y toooodo este tiempo que he estado sin escribir lo he dedicado a meditar (si cuela, ha colado). Así que me ha dado por pensar sobre mi vida y milagros, es decir, sobre mi vida, y he llegado a conclusiones poco esperanzadoras (en pocas palabras: glups).
Si os encontráis en una situación como esta, de verdad, contad con mi total apoyo.


Imagínate conducir por una carretera, una autopista por donde pasan infinidad de coches de todo tipo: turismos, camiones, motocicletas, furgonetas, monovolúmenes, transeúntes suicidas... de todo, vamos. Imagínate que esa carretera tiene muchos carriles, y debes escoger uno. Quizás el carril que escojas te lleve más rápido a tu destino, que por otra parte no está excesivamente claro, o quizás ese carril se llene de coches en un momento, quedando atrapado y exasperado hasta el punto de hacerte perder los estribos y dar media vuelta hacia no se sabe bien dónde. Pues bien... em... imagínate que... que no tienes carnet de conducir y que... bueno, que de repente viene un autoestopista procedente de un pueblo lejano, que se tira contra la luna de tu coche y te mete un paquete de kleenex por las narices... Imagínate que son de esos con aroma de menta y que... em... quizás eres alérgico, quién sabe, y te entra un escozor insoportable, llegando a odiar a ese autoestopista que, por otra parte, acabarías atropellando irremediablemente. ¿Lo has pillado? ¿No?

... espera, vamos a empezar de nuevo.

Ejem ejem

Dicen que la vida está hecha de fases (el símil automovilístico no era lo más adecuado, no). La vida misma, según dicen otros, es una fase más dentro de un proceso largo, incluso eterno, e incomprensible. La historia la dividimos en fases, aunque en realidad sea toda una y casi siempre la misma. Las legislaturas, por ejemplo, son fases; incluso los regímenes políticos son fases de una evolución, una involución o simplemente un cambio en la estructura social de un país que, por otra parte, será lo que sea dentro de la fase histórica en la que uno viva. Pero bueno, como decíamos: la vida se divide, no se sabe si de manera natural o para no hacernos un embolado en la cabeza, en estos estados sucesivos de un fenómeno natural o histórico (by eruditos de la RAE, siempre dando esplendor, los malditos). ¿Y qué son realmente las fases? Pues estos estados sucesivos son, para no andarnos con rodeos, algo que empieza, tiene cierta gracia, luego te harta y al final se acaba.

Cuando una nueva fase empieza, se entremezclan sentimientos diferentes pero complementarios. Por una parte existe el temor de que no se haya acertado, de que se esté en el lugar menos idóneo, que hayamos errado en nuestra elección; pero por otra hay una especie de esperanza de que todo salga bien, confianza en que se está donde se debe y se quiere y ensoñaciones de que algo aún mejor nos espera por ese camino. Empezar fases es divertido, la verdad. Lo que no mola tanto es terminarlas: Ver cómo lo conseguido hasta entonces son sólo recuerdos (si es que se recuerdan), lamentar los fallos o las carencias, dudar sobre qué hacer ahora y... sentirse en el abismo. Es ahí donde nacen las crisis.

Pues bien, yo me encuentro en plena crisis, para qué vamos a engañarnos. (¿Por eso no has escrito, por esa crisis, Martín? Efectiviguonder, además de que, como ya he matizado, me muevo menos que Steven Hopkins tratando de bailar el Chiki-Chiki). Cuando estás a punto de terminar la carrera universitaria, cuando no sabes exactamente qué hacer con tu vida, cuando vas a dejar un trabajo, una vivienda, una manera de vivir... para hacer no se sabe bien qué, la palabra incertidumbre encuentra un hueco en tu imaginario.

Pero como este es un blog simpaticón y alegre os daré un consejo para aquellos que, como yo, os encontréis en una situación de crisis: Para esos mariquitas helenos, los griegos de la sábana de hace la tira de años, la crisis era aquel preciso momento en el que un enfermo cambiaría a otro estado. Éste nuevo estado podría ser peor que el anterior, pero también podía mejorar e incluso curarse si se aplicaba la medicina como los mariquitas helenos más expertos (llamados médicos mariquitas helenos) sabían hacerlo. Todo se limita a identificar ese momento de crisis y saber manejarlo. ¿Y qué mejor medicina que tomárselo uno con tranquilidad, parsimonia y una sonrisa en la cara? Sinceramente, muchas, pero son más caras que esta.

Así que, para aquellos que habéis aguantado hasta el final este post asqueroso y ñoño decíos: ánimo, cerrad la ventanilla del coche si no queréis que el autoestopista jodío os deje la nariz hecha un cristo... Es un pseudo-consejo del tete Martín, que espera volver lo antes posible para escribir una nueva memez en este blog.

4 comentarios:

Cardesorden dijo...

1 tíAAAA ha comentado esta parida:

Sonreír pone guapos, dicen, ¿no? y es importante estar guapetes para superar esas crisis... Yo intento estarlo, y te acompaño... Sigue escribiendo, no lo dejes, que tus entradas ñoñas tendrán ansiosos lectores ñoños! Como yo.

Pepe Soldado dijo...

Muy Sr. Mío:

Me complace comunicarle que soy el abogado de Steven Hopkins. Mi cliente se ha visto gravemente ofendido por las palabras que usted le dedica en su última entrada del blog. No hemos tenido más opción, habida cuenta de que usted se ha negado reiteradas veces a hacer una rectificación pública, que interponer una querella contra usted por injurias a mi cliente. Asimismo, hemos solicitado como medida cautelar el cierre de esta dirección. Esperando de usted una pronta rectificación y el resarcimiento de los daños sufridos por mi cliente, deseamos profundamente no tener que continuar finalmente con este proceso.

Atentamente,
Abogado de Steven Hopkins.

Héctor dijo...

La verdad es que me sumo a la lista de "ñoñoreaders" de tu blog, pero... Debo ser un poco más lento que el conductor del que hablas, porque no entiendo del todo el símil. A lo mejor si aplicásemos un poco de teoría del caos... ; ¿Quién sabe?

Debes no preocuparte y centrar un objetivo (Se admite la paranoia como objetivo) ahora que te encuentras al final de tantas cosas.

Espero no tener que aguardar tanto tus post, y que te dignes a escribir más a menudo. Sabido es por el inventor del blog que si existe un blog es porque alguien lee lo que alguien escribe.

Un fuerte abrazo!

J.A. Carmona dijo...

La verdad es que la espectativa de irse a vivir a un piso con Fran acojona.

Muahahaha.

Pobrecillo, qué incertidumbre... es mucho mejor estar en mi situación y tener la certeza de que te van a follar el culete tan placenteramente :P